Bueno, no es que personalmente no quiera crecer, al menos no es lo que en este momento estoy sintiendo. Tal vez en esas mañanas en que el arroyo de pelos de mi cabeza abandona el desagüe de la ducha… mmm, creo que ahí al menos no quisiera envejecer, pero otra cosa es no querer crecer. Dentro de las miles de cosas que hago en mi semana se encuentra una labor agridulce… para algunos puedo ser un demonio, para otros la mano amiga que los ayuda en momentos difíciles; para unos un personaje evitable, sin embargo otros corren hacia mí, al fin de cuentas todos terminan encontrándose conmigo… soy Inspector de Patio!! Y todo ese alarde de ocupación para que? Para explicar algo que me ha tocado presenciar durante la última semana. Una moda se ha apropiado de uno de los segundos medios, la moda del chupete. Alguien dirá: "César, todos chupamos chupetes en el colegio" y podrán recordar los "loli" o los "coyac" pero no me refiero a esos chupetes, me refiero a chupetes de bebé!! Si, mis ojos no daban crédito pero así era, cuatro chicas en recreo frente a más de 700 alumnos con chupetes de Winnie the Pooh y Snoopy, y hasta cara de bebé ponían cuando unos les veía por los pasillos, hasta en clases chupaban "tete"!! el espectáculo simplemente me desconcertó. Luego de unos días converso con una chica muy agradable, inteligente, "de buen testimonio"… ella me hace una confesión "no quiero crecer, he cambiado demasiado y la gente ya no me quiere como antes, no quiero crecer!" y cuando me decía eso veía angustia en su corazón, esa chica definitivamente quería seguir siendo niña y la estaba pasando mal. Me pregunté ¿porqué alguien querrá seguir siendo niño aún? Se me cruzan muchas alternativas: llamar la atención, miedo a los desafíos que vienen por delante, simplemente inmadurez, etc. Creo que estamos frente a una generación que madura muy tarde, una generación que aplaza los desafíos de responsabilidad para después, una generación que maneja una gran cantidad de datos y conocimiento pero escaza sabiduría… una generación que no quiere complicarse demasiado, en definitiva… una generación que necesita a Dios de manera imperiosa. No valorar los tremendos talentos y potencialidades que poseen los jóvenes sería un acto de irresponsabilidad y sólo agravaría el problema. Estos jóvenes se merecen más de ellos mismos, se merecen sentirse amados, útiles. Concluí de mis experiencias que entre las chicas del "tete" y la chica inteligente había un factor común, todas poseían una autoestima muy baja; por fuera alegres pero basta hablar 5 minutos con ellas para darse cuenta que un drama tremendo subyace a la dura capa llamada "imagen". Lamentablemente esta generación valora en sobremanera el factor externo, parece que nadie dedica tiempo para escarbar por debajo de la superficie, para darse cuenta que debajo de esos jóvenes "fashion" existen chicos que se resisten a crecer, que tratan de desviar la atención de su entorno sólo para que no vean un corazón sufriente, para que no vean sus corazones sedientos de amor, hambrientos de un abrazo que los hagan sentir protegidos, como cuando eran niños y el crecer no era un problema.
domingo, 12 de agosto de 2007
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No quiero crecer! |
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